Y todavía hay gente que se
pregunta si las artes tienen la capacidad de sanar el conflicto. Fui de los
artistas que inicié con este proyecto desde lo que hacía en el momento, el
video. Llegaba yo a una comunidad de suba todos los fines de semana con mi
cámara casera de video y nos disponíamos a grabar las actividades de la
comunidad. Todos los domingos había partido de fútbol, ellos mismos organizaban
el encuentro interbarrial en el que los equipos debían inscribirse a través del
pago de unos derechos y la inscripción de un patrocinador que podía ser el
señor de la carnicería, el de la ferretería, o el del mini-mercado. Los
muchachos, muchos de ellos trabajadores de la construcción, se encontraban en
el parque del barrio, cuya cancha había sido construida por ellos mismos, para
el encuentro deportivo.
Alrededor del picado se reunían
las señoras que cocinaban la lechona, los tamales y la morcilla. El partido de
fútbol se convertía así en un dinamizador de la economía local. Y no podía
faltar la música, cada partido se convertía en un encuentro bailable para la
comunidad. Todo era grabado, la reconstrucción del tejido social entre las
gentes de los barrios. Más de una familia nueva surgió de estos encuentros.
Pero no era todo, en la comunidad se llevaban a cabo eventos, que el rey de los
feos, que subamos a la rueda de Chicago, que juguemos rana. Y paseos, la gente
se inscribía y hacían colecta para el alquiler de un bus que los llevaría a la
piscina en Girardot.
Una tarde los vecinos vinieron a
mí, estaban muy molestos, necesitaban que les facilitara la cámara entre semana
pues tenían una denuncia, en un barrio sin acueducto y alcantarillado, el
estado los había tumbado, habían colocado materiales de mala calidad en las
obras, y pretendían cobrarles la valorización por un trabajo mal hecho. Gracias
al video la comunidad pudo denunciar y el contratista tuvo que repetir la
construcción hasta dejarla en óptimas condiciones. Y luego también pavimentaron
las calles y pintaron las casas.
Es por eso que creí realmente que
tener mecanismos de comunicación y de expresión para las comunidades es
fundamental para su desarrollo. Fueron ellos mismos quienes montaron el evento
para las cámaras, quienes consolidaron su tejido social, y quienes organizados
lograron presentar una denuncia que les cambió las condiciones de vida.
Hace poco regresé a Bosa, otro de
los lugares en donde intervine con video, ésta vez a través de las pantallas de
Canal 13 y llegué a los jóvenes en la biblioteca con otro proyecto, la opción
de que ellos mismos generen contenidos para la web desde sus propias vivencias
y es que aunque no he estado en zonas afectadas directamente por la violencia
de las FARC o los Paramilitares, pienso que es muy importante tener voz para la
gente. Hay una tendencia nueva en esto de las intervenciones artísticas, antes
llegaban los artistas con sus presentaciones a las zonas de conflicto,
particularmente actores y músicos. Hoy se busca, y eso es una propuesta de las
artes plásticas, que las gentes se involucren en los procesos de creación. Hay
muchos proyectos con saldos muy positivos, las escuelas de música y las casas
de la cultura, por ejemplo.
Sería interesante conocer más
experiencias y que éstas fueran conocidas por todas las comunidades. Sé que
estas actividades no solo sanan heridas de la guerra sino que son jalonadoras
de desarrollo y de empleo como el trabajo de fomento que desarrolla Artesanías
de Colombia con poblaciones marginales en torno a la manufactura de productos
artesanales para la exportación.
Luca Luciano
@zafarytv
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