No en vano hicieron Leonardos!

Este es el mapa preciso.

Ojalá lo vean. Al inicio el viejito Henao, sobre azul, Uribe, quien a la vez presiona sobre rojo, del rojo coge ligeramente amarillo y hace un ocho, en la punta superior del oche, donde termina la g está Juana, el tramo verde es Samper y termina en la punta final, la de la mano, Santofimio, así funciona. Los canales de tv están justo en el ocho, cada uno en una bola, con eso juega Juana para terjiversar la verdad, van de verdad a mentira, cuando el ocho está en mentira, uno está loco, cuando va en verdad hay pruebas judiciales. Como el juego del policía bueno y el policía malo. El objetivo del ocho consiste en desvirtuar las pruebas de la Fiscalía. Por eso nunca los pueden judicializar. Yo frené el ocho, Aída está ahí, si suelto el ocho Aída cae o vuelve al exilio y todo sigue normal, solo que ya no hay hueco, mi mamá murió y yo soy una. Ella nunca hizo el análisis. Soltando el ocho, mi hipótesis es que se puede observar el proceso al interior de la Fiscalía. La mejor prueba de que el ocho se detuvo es el caso Colmenares, persistente. Si corremos a Aída, un poco al Polo, podemos dejar virar el ocho normalmente y observar la secuencia. Santofimio sale libre. Pero por poco tiempo, eso suena apocalíptico. El poder de Santofimio está en Santa Claus, él es San Ta y me tiene, por eso el puede presionar arriba y el mundo se mueve. Todo gira en torno a un secuestro. Por otra parte Luciano siempre fué un cerdo. Estamos en lo correcto. Pero si dejamos correr el ocho libremente, Juana cae y es posible judicializarla. Estamos en la corte de Herodes Antipas, Juana o Santofimio y que el pueblo decida. Esos juegos son Caponnes, no en vano existe la rueda de Chicago, con sendos ochos en los costados. Es como 808, debe existir una estructura compuesta por formas de organización en 6, el 666, quizás la sociedad alemada recompuesta. Hay cerdos por todas partes como sociedades teosóficas. Falta determinar en dónde se avalan, yo digo que en la parte inferior del ocho.

Voten a conciencia, muchachos!