Siempre he sido partidaria del
método auto-didacta, debe ser por mis raíces punk que me llevan a hacer por mí
misma diferentes tareas, y tengo muchos libros del tipo hágalo usted mismo,
manuales de auto-ayuda y también libros serios. Me ha gustado cultivar una
nutrida biblioteca porque en los libros está todo lo que uno necesita, y esto me
ha hecho una excelente investigadora pero también ha aceitado mis experiencias
de campo y mis proyectos prácticos.
Observo que para muchos jóvenes
de la ciudad la estrategia de aprender disciplinas y habilidades por sí mismos
se convierte sino en una buena opción, en la única posible luego de terminar el
bachillerato. Eso de que echando a perder se aprende es totalmente cierto y
termina uno descubriendo nuevas aplicaciones y soluciones para los problemas de
la vida cotidiana.
Pero hay que ser disciplinado y
muy creativo, pero sobre todo tener en cuenta que ninguno de sus esfuerzos va a
llevar a la obtención de un título universitario. Yo he probado casi todo el
modelo educativo, tuve una escuela formal y también una técnica, dos
especializaciones y varios cursos en el SENA tanto presencial como virtual, e
inicié incluso una carrera virtual.
Si hay algo importante del
pregrado universitario clásico es la formación humana, todo lo que no es de la
carrera porque son las materias que finalmente te sirven para vivir en
comunidad y formar parte de la sociedad, es una especie de iniciación y yo sí
que lo aproveché, incluso me tomé dos años más de carrera, no los convencionales
5 años, para tomar muchas materias de humanidades en las áreas de psicología y
antropología que me interesaban. Y también hice mis primeros pinitos en
Administración de Empresas, es que uno como artista plástico no puede pensar en
encontrar con facilidad un empleo remunerado. Formé parte de los primeros
semilleros de micro-empresarios que se formaron en la ciudad y a través de mi
método auto-didacta sigo aprendiendo sobre la marcha temas y aplicaciones a mi
empresa personal, yo misma.
Pero la carrera de artes,
comparen con su propia opción de vida, es muy general, uno puede ser pintor,
escultor, grabadista, videasta… y fue esta última opción la que escogí y me
tomé una carrera técnica para aprender sobre el manejo de equipos. Como ya
había tomado tanto curso humanístico no creí necesario repetirlo y no me tomé
una maestría porque las maestrías están enfocadas al desarrollo teórico de la
carrera. Educación técnica era perfecta. Y estuve unos años trabajando en el
desarrollo de videos hasta que la misma industria dijo no más, es que yo no
tenía la carrera de cineasta. Ahí comienza el problema con Juana Uribe porque
íbamos compitiendo con fuerza frente a su telenovela y su dramatizado costaba
producirlo $50’000.000 capítulo y mi magazine $600.000 semana. Y le estábamos
dando sopa y seco.
Entonces viene el punto, que los
técnicos son para seguir órdenes, no para montar microempresas, que en un
mercado abierto y con sus destrezas ¿cómo van a competir con los profesionales?
Y yo le recuerdo a la señora Uribe que yo sí sé cómo manejar una cámara, cómo
montar un set, cómo iluminar la escena y cómo presentarla, y que esas
destrezas, más mi formación humanística y mi formación en Administración de
Empresas me permitieron bajar los costos de producción a cifras irrisorias.
Y me hice dos especializaciones,
en el país para ese momento no había oferta de maestrías para el área de
conocimiento, en Gerencia y Gestión Cultural y en Televisión, y esas
especializaciones las utilicé antes de tener el programa en pantalla en la
reestructuración de Canal 13, fuimos nosotros, con Gabriel Arrieta Vargas, quienes propusimos una metodología de círculo
de participación para resolver el tema con el Sindicato de Industria de las
Telecomunicaciones, TELECOM. Mejor dicho, mientras la señora Uribe escribía sus
panfletos intimidantes, creo que es el único síntoma de liderazgo que le sale
con estilo, nosotros negociábamos con un sindicato, desarrollábamos el proyecto
para todo un canal y producíamos un programa de rock y derechos humanos, de
emisión diaria en la franja prime.
Y la íbamos sacando de
competencia sólo que no vimos el brazo armado narco-paramilitar que traía
pegado.
Pasé los siguientes años impedida
para hacer televisión y pegada a la pantalla de mi computador moviendo todos
los gadjets y me tomé varios cursos de informática en el SENA. Construí mi
computador para aplicaciones gráficas y compré una cámara de video. Antes había
montado una papelería donde iniciamos nuestras primeras encomiendas de diseño
gráfico. Pero la señora quería seguir peleando y los mismos gañanes que la
acompañan nos robaron el equipo. Me quedó un computador con Corel que es el que
utilizo y las palabras como materia prima.
Ahora resulta que mis esfuerzos
han fructificado y tengo la posibilidad de dedicarme a la educación, ya comencé
con mis escritos en impreso y estoy dando conferencias, o al periodismo escrito
y encuentro opciones de maestría, ahora sí la exigen, tanto en el país como en
el exterior. Pues me encontré una modalidad que me parece excelente, no se quejen
tanto del TLC, y es la educación a distancia, en las mejores universidades del
mundo y con unos costos relativamente bajos, sin contar con que se quita uno
los gastos de alojamiento. Y tengo dos opciones, El Instituto Tecnológico de
Monterrey, cuyo programa a distancia de Maestría en Educación vale $30’000.000,
dos años y medio, y la Maestría en Periodismo de la Universidad de los Andes,
con el mismo valor.
Pero ahora ya no tengo dinero, ni
edad, a mis 43 años tengo que proveer la educación de mis 3 hijos y me toca
esperar a que terminen para soñar con tomar cualquiera de los dos cursos. El
problema, sin maestría no hay empleo, o eso dicen, lo cierto es que en otras
disciplinas a la gente le dan la posibilidad de vincularse laboralmente, les
avalan la experiencia obtenida y la misma organización les financia los
estudios de post-grado.
Ni pensar en volver a la
televisión con Juana Uribe, con su cara de FILA, haciendo guardia en los dos canales privados.
Pero estudiar se puede y ser bueno en lo que uno hace también. Adelante,
muchachos.
Luca Luciano
@zafarytv
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