Estoy de acuerdo en que la obra
de arte sea firmada, es un culto al ego y me gusta que me llamen por mi nombre
y me digan, maestra, entendí, sentí, observé o asistí a su obra. ¿Pero que la
obra requiera explicación? Eso es más bien reciente, desde que a los artistas
se les ocurrió no pintar más paisajes y obras con temas bíblicos. Hay que
recordar que anteriormente eran las obras las que tenían un sentido pedagógico
y explicaban los textos de la biblia que la gente no podía leer.
Pero ahora, ya hace un siglo, las
artes cambiaron de función y comenzaron a explicarse a sí mismas, a reflexionar
sobre sus técnicas, sus contenidos, sus formas, sus colores. Y surge el arte
abstracto. Y el espectador se volvió inteligente, “eso lo puedo hacer hasta yo”,
“eso lo hace mi hijo preescolar”. Y la técnica perdió valor para el espectador
mientras que para el artista se convirtió en un acto de provocación.
Surge una nueva razón de ser del
arte, el arte como provocación y comienza a mezclarse con la cultura popular y
a generar productos aplicables a la protesta social. Surge el arte político
expresado por los muralistas mejicanos. Pero también el Pop Art cuestionando el
mundo de los medios de comunicación.
Luego de este periplo, el artista
nota que no es importante la técnica sino el concepto, el contenido que la obra
quiere expresar y que encontrará la mejor forma para llegar al espectador. De
cualquier modo todavía no se cuestiona la presencia de un espectador, es
importante para que reconozca la firma e infle el ego. Ningún artista ha
decidido hacer una obra solo observada por un robot y sin registro. Se necesita
la prueba de que la obra existió por muy efímera que ésta pueda ser.
Y ahí es en donde surge un
segundo individuo que dice, “maestro, usted está siendo incomprendido pero yo
tengo la manera de mediar entre la obra y el público” y surge el curador. El
curador se encarga de inventar una carreta interesante y entendible para el
espectador con el fin de vender la obra. Y desde entonces se le pide al artista
que explique la obra. Un buen vendedor puede vender lo que quiera e inventar
que esa línea fue hecha con el rayo de sol sobre una gota de limón con el
objeto de enviar mensajes mesiánicos a la audiencia.
Y lo que yo vengo preguntando y
nadie me contesta es ¿si la explicación no será más bien la obra de arte, sin
más? ¡Póngale la firma!
Luca Luciano
@zafarytv
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