miércoles, 19 de marzo de 2014

¡Critique y verá!


El problema que tengo es con el formato, estoy explorando las columnas de opinión y acerca del cine la única opinión posible a ser recogida por este formato es una crítica a la crítica cinematográfica que se convierte en un género en sí mismo y uno casi que puede decidirse a leer sobre crítica cinematográfica o ver la película. La crítica cinematográfica se tira la película, si yo leo mucho antes de entrar a la sala que lo que hacen con el sonido de tiburón es poner en suspenso al espectador, cuando esté frente al celuloide sencillamente no va a ver sorpresa, se tira el espectáculo.

Ahora, lo que usualmente vemos en televisión como crítica cinematográfica no es más que un servicio contratado por las salas de cine para empujar las ventas de taquilla, y entonces hablan que Jennifer Aniston se casó dos veces, o sobre los escándalos de Hanna Montana o que Justin Bieber se hizo otro graffiti. Pero eso no es un análisis consciente de una película como el que leí sobre El Ciudadano Kane en el Malpensante. Realmente amo que me envíen sus artículos al facebook.

Claro que si miramos el formato, o es crónica histórica, o son perfiles sobre los directores y actores, pero definitivamente no son una columna de opinión. Para hacer opinión uno tiene que iniciar diciendo algo así como amo u odio tal cosa. Y mi opinión es que amo los musicales, que prefiero las películas infantiles y que odio hacer crítica, más aún bajo este formato.

Y me he arriesgado a combinar con otros formatos, la crónica y por eso en esta columna puede aparecer de repente que mi película musical preferida es Jesucristo Superstar, con música de Andrew Lloyd Weber, un genio de la composición para éste género, pero no puedo profundizar sobre la vida o el aporte de Weber en una columna de opinión, las columnas de opinión tienen sus límites, es más fácil discutir temas coyunturales de la política actual que poner sobre el tapete la complejidad de la construcción de una película de culto.

Y sin embargo Weber era político, asumió la construcción de su personaje de Jesucristo no solo como un líder espiritual sino como un caudillo en plena era de la Guerra de Vietnam. Y puso sobre la mesa otros temas como las tensiones interraciales y la opresión de quienes asumen el poder en todas las épocas. Visualmente, la primera escena ya presenta una caja llena de armas actuales que es bajada de un autobús y el desierto es atravesado por un tanque de guerra sin aparente conexión con el tema religioso. Y eso es política para todos los tiempos. Esa era la manera de sentar un juicio de valor sobre lo que acontecía en la época de Weber.

Y rasgando un poco más el formato de opinión, puedo decir que me gusta el color de la película, la escena en la que de la arena aparecen símbolos en árabe, como quién predice a Irak, y que son maravillosas esas voces contrastadas de los monjes de negro que acompañan a pilatos y que presentados sobre un andamio aparecen como chulos del emperador.


¿Hasta dónde extender una columna de opinión para habler de cine? Y no nos digamos mentiras, uno nunca habla de cine, habla de contexto histórico, habla del tema de la película pero difícilmente de cómo está construída, en crítica uno nunca habla de plano, ni de montaje, ni de secuencia, ni de iluminación. ¿Qué es hacer crítica cinematográfica en éste o en cualquier otro formato?



Luca Luciano
@zafarytv


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