miércoles, 26 de febrero de 2014

Yo me lo sigo explicando.


Autobiografía Narrada.

Fui secuestrada. Mientras mantenía una conversación amena con mi amigo Dago García fui abducida por la pantalla del televisor que poco a poco se fue convirtiendo en una máquina de hacer experiencias 3D en las calles de Bogotá. Tuve mucho miedo y ante la falta de explicación de los sucesos desbordados, creí que me había vuelto loca. Los siguientes meses la pasé entrando y saliendo de sanatorios mentales por hechos y situaciones que sobrepasaban la epicrisis de mi enfermedad: maniaco – depresión. Fui diagnosticada cuando tenía 15 años porque tenía tendencias suicidas, pero lo que iba a vivir a partir de aquel momento no tenía parangón con nada de lo que haya vivido hasta el momento. Realmente estuve muy mal con momentos de lucidez y alucinación de tensa calma y paranoia. Estando en Medellín, con mi marido y mi hija recién nacida, entré en crisis y tuve que ser internada en la Clínica de las madres hospitalarias. Para mi desgracia, otro paciente rondaba la estancia, era Fernando Henao, cuñado de Pablo Escobar quien jugaba ajedrez con un primo del ex presidente Uribe, también en cautiverio? Se me acercó el hombre, 1.70 de estatura, con su cara de monje jesuita y sus gafas rectangulares. - Hola, soy Fernando Henao, cuñado de Pablo Escobar. Y vos qué hacés? No te he visto por Medellín – me dijo como quien conociera todos los sucesos y personajes de la región, ese “man”  parecía un censo ambulante. Le dije: - Soy Lucy Galvis y soy realizadora de televisión.-; - Que bien, quiero contar la historia de Pablo-. Por supuesto que yo no la hice, y mucho menos la financié, pero Juana Uribe sí me dejó montada ahí por más de 3 años, torso con torso junto a él mediante el recurso de unos aparatos de telecomunicaciones que hasta el momento yo no sabía que existían. Es cuando aparece la escritura como un mecanismo de supervivencia, pasaba horas enteras hablando con este señor y transcribiendo la experiencia en el computador. Él si tenía claridad sobre cómo era que funcionaban esos equipos que creo yo son de uso militar y trajo a mí a los más variados personajes y comenzamos a hacer entrevistas. Entretanto, Juana iba y venía y un buen día se presentó como funcionaria de Plan Colombia y comenzó a culparme a mí de tener nexos con el narcotráfico. Entonces Henao, quien ahora aparecía confabulado con la señora comenzó a decir que tenía que recordar mi origen y entre ambos me contaron la historia de mi génesis como hija de un narcotraficante gitano de origen norteamericano y la cantante española Mari Trini, fundadora del ELN y capturada por mula en Guayaquil. El traficante fue dado de baja y yo que iba con su caravana fui entregada en adopción. Más tarde, el mismo Henao confesaría que él mismo me entregó a una congregación religiosa. Y ahí comienza la historia en mi blog que ya cumple más de 15.000 lectores en todo el mundo, en el momento en el que contacto al ex fiscal Mario Iguarán, para la época en el lugar de los hechos y lo insto a probar la paternidad de mis padres.
Y esa es la única publicación que he hecho, no soy periodista, soy artista plástica. Tuve varios episodios de epilepsia y no pude dibujar más, pero soy afiebrada por los happenings y performance, de hecho ya con éste he realizado tres. El primero, una puesta en escena en Canal 13, era un pequeño programa que presentaba en el que se intercalaban bandas de rock bogotanas y discusiones sobre derechos humanos. Allí fingí ser la presentadora y avanzamos sobre una etnografía de los jóvenes en la ciudad. Duró poco, un año. Ahí comenzaron las retaliaciones de los medios privados encabezados por la señora Uribe y que fueron la pesadilla. Allí medí mi capacidad de convocatoria y de mover los ánimos, realmente la ciudad se conmocionó con el hecho. Se realizaron 170 programas de emisión diaria. El segundo happening sucede cuando yo reacciona ante el abuso de los medios privados y me lanzo como edil, éste sí fue frustrado, saqué ocho votos y descubrí que no tenía telecomunicaciones, me habían bloqueado tanto el teléfono como la internet. Pasaron los meses y no obtuve respuesta ni grande, ni chica de la policía o el ejército con quienes me comuniqué. Y sí, hice otro performance más, ésta más íntimo, grité en un cajero electrónico de AV Villas pidiendo auxilio, dejé todos mis datos y llegaron a mi casa cientos de comandos, parezco un dispensador.
Quiero tener acceso al taller, no porque sea periodista sino justamente porque no lo soy, porque no pertenezco a ningún medio y quiero pertenecer y porque ya estoy cansada de este soliloquio, quiero hablar sobre los demás.


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