Cuando nació Marquito sentí más que miedo incertidumbre, cómo iba a sacra yo sola adelante ese bebé. Me había retirado de la universidad, no era tan jóven, tenía 19 años, pero tampoco lo suficientemente mayor como para manejar esa situación. Mis amigos se la pasaban de rumba, viviendo la vida que correspondía a su edad, mientras que yo debía quedarme en casa amamantando a mi bebé, porque eso sí, yo amamanté a mis tres hijos hasta ya entrados los dos años, ha habido siempre una relación muy especial con ellos. El siguiente año me enfrenté a mis padres, yo quería ir a estudiar y ellos dijeron que no colaborarían con la crianza de mi bebé, así que me inscribí de nuevo, compré un cargador e iba a mis clases con mi hijo al hombro. Así pasaron los años hasta que por fin me gradué. Estando más grandecito el niño, volví a rumbear e incluso me casé, pero no fué una relación buena, terminó en violencia intrafamiliar. Ahí, cambié mi manera de pensar y me dije, ésto no es lo que quiero para mi vida, prefiero estar sola. Le tenía miedo a la soledad y también era muy sumisa, creo que ese es el motivo de haber quedado embarazada tan jóven, es que sencillamente se ve mal una mujer comprando un condón en la droguería y luego indicándole al hombre que lo debe utilizar, sencillamente nuestras mujeres no hacen eso. Y a pesar de mi cambio, nunca aprendía a cocinar, me negué a lavar y a planchar, volví a quedar en embarazo, otra vez madre soltera. Esta vez el niño fué rechazado por nacer blanco siendo el papá de origen costeño, y dude mucho en tenerlo, pensé en abortar y quizás por eso no me alimentaba bien, no me cuidaba y claro, el niño nació sietemesino, terminé arrepintiéndome cuando lo veía llorar desde la incubadora. Terminé siendo mamá canguro y postergando mi desarrollo profesional otros 3, 4 años. Cuando los niños entraron al colegio fué un gran alivio, sin embargo pasaba horas enteras jugando con ellos y ayudando con las tareas, realmente ya no me importó mi carrera, avancé sobre un par de especializaciones y trabajaba en el computador en las noches, al amanecer alistaba los niños, los enviaba al colegio y me iba a dormir. Siempre he ido más lento que mis compañeros de clase, algunos son incluso doctorados y viven fuera del país, cuando yo quise hacer maestría ya no había dinero, era o la universidad de Marquito y el colegio de Daniel o mi maestría. Intento leer mucho para no quedarme atrás. Últimamente me fuí a vivir en unión libre con el papá de Catalina, fuí yo quien no estuvo a la altura y me separé otra vez. Ahora ya cuento con su ayuda, me produce cierta molestia ver cómo siendo discapacitado el papá de mi hija, él sí tuvo la entereza, los pantalones para decir yo me hago cargo de mi hija, de hecho, la niña vive con él en otra ciudad y que éstos otros se escuden detrás de la escusa de que ya tienen familia e hijos, porque mis hijos tienen hermanos, para ni siquiera decir la verdad sobre la existencia de mis hijos. Eso es falta de hombría. Y es que el problema de las mujeres cabeza de familia, la responsabilidad no es sólo de ellas, en los jóvenes hay que formarlos a ambos, a las mujeres a no ser pendejas y a los hombres a tener cojones. Que pena, pero a mí sí me dá mucha piedra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario